¡No, no es solo para bodas!
El autor y teólogo J. Packer escribió lo siguiente en su libro Conociendo a Dios: “Lo que interesa, sobre todo, por lo tanto, no es, en última instancia el que yo conozca a Dios, sino el hecho más grande que está en la base de todo esto: el hecho de que El me conoce a mí. Estoy siempre presente en su mente. Todo el conocimiento que tengo de Él depende de la sostenida iniciativa suya de conocerme a mí. Lo conozco porque El me conoció primero, y sigue conociéndome. Me conoce como amigo, como uno que me ama; y no hay momento en que su mirada no esté sobre mí, o en que su ojo se distraiga de mí; no hay momento, por consecuencia, en que su cuidado de mi flaquee. Se trata de un consuelo transcendental. Hay un consuelo indecible…el saber que el amor que me tiene es eminentemente realista, basado en forma invariable en un conocimiento previo de lo peor que hay en mí, de manera que nada de lo que pueda descubrir en cuanto a mi persona en lo adelante pueda desilusionarlo, ni anular su decisión de bendecirme.”
Es un desafío tremendo amar como Dios ama. Yo creo que Dios nos permite entrever su inmenso amor cuando experimentamos amor por nuestros hijos y el amor que tenemos los abuelos por los nietos. De esto te puedo hablar hasta el cansancio. Sin lugar a duda y como Pablo le indicó a la Iglesia en Corintio, amar es el camino más excelente. Es el que beneficia más, tanto a uno mismo como a quienes amamos. Es el que tiene dividendos más altos y a más largo plazo, pues los beneficios o resultados no sólo se ven en esta vida, sino que se proyectan hacia la eternidad.
Como ya hemos hablado anteriormente el amor verdadero busca el bien de otros sin considerar sus méritos o falta de ellos. Nunca podremos amar perfectamente en esta vida, pero si podemos ser más consciente en lo que hacemos, en nuestra relación con nuestros hijos adoptando una posición de humildad. Debemos reconocer que el verdadero amor fluye de Dios, quien nos amó primero a nosotros, y pedirle que nos ayude diariamente en nuestro rol como papá. Las características del amor que Pablo describe en 1ra de Corintios 13:4-7 nos ayudarán a evaluar nuestra relación con nuestra esposa y con nuestros hijos/hijas llevándonos a reconocer una decisión auténtica de amar como Dios quiere que amemos. Amar es tomar decisiones sabias y practicas por el bien de nuestra esposa e hijos sin tomar en consideración nuestros sentimientos o emociones. La vida es tan compleja y agotadora que alguna veces nuestras expresiones de amor son el simple acto de voluntad. El amor se puede practicar aun cuando así no lo sientas.
Este Capítulo 13 de Corintios se ha denominado un himno al amor. Con frecuencia se señala que es en estos versículos (3-7), donde Pablo parece captar mejor la vida y el ministerio de Jesús. Tanto así es que uno podría sustituir el sustantivo “amor” por el nombre de Jesús, y describir así el amor en una forma más personal. Quizás la mejor forma de captar el mensaje sea colocar el nombre de uno mismo en lugar del sustantivo “amor”, por ejemplo, “Rafael es paciente, Rafael es bondadoso. Rafael no es celoso, ni fanfarrón, ni orgulloso…” ¿Me sigue? Te invito a que lo hagas…medita en estas palabras al mencionar tu nombre en cada una de estas características del amor.
Tal vez has escuchado la expresión “no podemos dar lo que no hemos recibido”. ¿Me entiendes? No podemos amar a menos que seamos amados. Dios es la fuente inagotable de amor. Aun el padre más amoroso puede amar más a su familia como Dios lo hace. El mejor regalo que un padre le puede dar a sus hijos es amarlos y llevarlos a conocimiento de nuestro Padre Celestial.
¡Nos vemos próximamente en el barrio!
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Dr. Rafael Gutierrez
Director-Ministerio Padre de Corazón
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