Continuación…
El padre, como consolador, es llamado a caminar al lado de su(s) hijo(s) para animarlos y exhortarlos con amor a que actúen de acuerdo con las verdades Bíblicas. Pero para que este acto de consolar sea efectivo y productivo tenemos que también desarrollar la habilidad de escuchar. Los padres tienen la tendencia de convertirse en solucionadores de problemas en lugar de escuchadores de problemas. Es la naturaleza del hombre en querer solucionar problemas. Al padre le gusta ayudar a los hijos, y decirles o mostrarles lo que deben de hacer en respuesta a lo que creen que escucharon. Si nos enfocamos en la solución durante la conversación, podemos perder mucho más que las simples palabras. Vale la pena recalcar que, si reaccionamos de una manera prejuiciosa, seguramente destruiremos cualquier futuro diálogo con los hijos. Y esto es sumamente importante en nuestra relación con los hijos.
Por otro lado, muchas veces caemos en el error de no valorar las palabras de nuestras esposas e hijos como deberíamos. ¿De qué forma escucharía si tuviera una conversación con una figura famosa en los deportes o artística? La mayoría de nosotros no se perdería de ninguna sola palabra. Pero cuando tenemos una conversación sobre cómo les fue durante el día con nuestros hijos, sobre lo que les gusta o lo que los frustra; muchas de las veces nos vemos como si sus vidas fuesen triviales. La situación en la que el amigo de su hijo le dio la espalda es insignificante para nosotros cuando la comparamos con los «problemas importantes» que nosotros, como adultos, tenemos. Sin embargo, necesitamos escuchar cada palabra que nuestros hijos expresan (o no expresan) como lo haríamos con las personas más importantes del mundo. Como padres, ellos necesitan ser las personas más importantes de nuestro mundo en esos momentos, porque nadie más puede ser su padre, excepto usted.
Además, si usted no supo escuchar detenidamente para consolar a sus hijos cuando son pequeños, les será difícil confiar en usted cuando sean mayores y necesitan las palabras de consuelo de un padre amoroso. Te lo digo por experiencia propia.
¿Sobre mi nieta? ¡Es sumamente inteligente! Salió al abuelo. ¿Acaso esperabas algo diferente? ?
¡Nos vemos próximamente en el barrio!
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Dr. Rafael Gutierrez
Director-Ministerio Padre de Corazón
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