Uno de los momentos más desalentadores de la historia olímpica de los Estados Unidos fue en 1988 cuando los juegos se celebraron en Seúl, Corea del Sur. El equipo estadounidense de relevos, cuatro por cien metros lisos, estaba seguro de que iban a romper el récord mundial. Estaban seguros de que eran los mejores. Todos daban por sentado que iban a ganar. Sin embargo, cuando se estaban acercando al final de la carrera, ocurrió algo inesperado; al equipo de los Estados Unidos se le cayó el batón, en un instante habían perdido la carrera. El equipo estadounidense había confiado de forma arrogante en su velocidad y no había practicado lo suficiente la entrega del batón que por otro lado es una habilidad indispensable para terminar bien la carrera.
William Barclay, escritor de una serie de reconocidos comentarios bíblicos, nos dice que “todos los cristianos debemos vernos como un eslabón que está unido a la siguiente generación”. Tenemos que practicar la entrega del batón dentro de la zona correcta. De nada sirve dejar a nuestros hijos grandes sumas de dinero, propiedades, ni mucho menos lograr que se nos inmortalice grabando nuestro nombre en un monumento sino pasamos el batón correctamente a la siguiente generación. Cuando lleguemos al momento de partir de esta vida terrenal, lo único que va a contar son los nombres de nuestros hijos, familiares, amigos y otros tantos, que entendieron que tenían que ir y hacer discípulos y lo entendieron porque siempre fue una prioridad para ti caminar hace la madurez en Cristo. Este es el mejor legado que podemos dejar. Se dice que algunos hombres desarrollan carreras profesionales, otros levantan imperio, pero raramente son los hombres que dejan un legado de una vida digna de Dios. ¿Qué legado has de dejar a tus hijos? ¿A los hijos de tus hijos? ¿Cómo te recordarán?
Por lo general cuando hablamos de legado pensamos en el traspaso de propiedades y dinero. Pensamos en dejar una herencia. En esta nueva serie de reflexiones estoy hablando de algo que va más allá de lo que muchos de nosotros, como hombres y especialmente como padres, pensamos lo que ha de ser nuestro legado para nuestros hijos. He querido compartir con ustedes una serie de reflexiones basadas en el Salmo 78:1-7.
Antes de entrar en el meollo de estas reflexiones, creo que debemos definir algunos términos y entender algunos conceptos que son importantes en nuestro rol como padres ya que cuando definimos algo podemos interpretar mejor lo que se nos presenta. Debemos comenzar con el significado de la palabra “padre”, ya que por muchos años se ha dado una serie de conceptos erróneos o malentendido de lo que es el rol del padre. Son muchas las razones de estos malentendidos, equivocaciones y conceptos erróneos y espero que en una pronta ocasión pueda compartir con ustedes un poco más de este tema. Mientras tanto definamos un poco el concepto de padre en nuestra próxima publicación. ¿Qué te parece?
Continua…
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Foto por: Braden Collum en Unplash