Las heridas de el padre…y de la madre. Parte 8

Las heridas de el padre…y de la madre. Parte 8

Parte 8

“Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.” Hebreos 12:15

Según el autor del Libro de Hebreos, debemos notar que la raíz de amargura se hace fuerte, primero en la vida de una persona, pero luego contamina o envenena a los de su alrededor. La poderosa influencia de la amargura va enfermando a los que antes estaban sanos, y que no fueron o son participes de la fuente de amargura. Por eso, es necesario y urgente el proceso de detectar la amargura para poder arrancarla de su raíz.

He aquí algunas preguntas que se deben hacer para detectar amargura en nuestras vidas tomadas del libro La Amargura, el pecado más contagioso.[1]

  1. ¿Existe una situación en su vida que aparece frecuentemente en la mente y/o en su corazón, y no le permite dormir tranquilamente?

 

  1. ¿Te encuentras maquinando en maneras de vengarte contra la persona que cometió el acto de injusticia, ofensa o te hirió si tan sólo tuviera oportunidad de hacerlo?

 

  1. ¿Recuerdas hasta los más mínimos detalles de un evento que sucedió hace tiempo en contra suya?

 

  1. ¿Se siente ofendido o lastimado, y al declararte víctima estás justificando o razonando la amargura en tu corazón? La frase favorita que acompaña esta justificación es “yo tengo la razón». No hay situación más difícil de solucionar que cuando la persona ofendida “tiene la razón”.

La amargura tiene un lugar escondido en el disco duro de nuestras mentes. La aplicación de Amargura 2.0 entra en acción cuando se trata de recordar heridas y ofensas que otros cometen contra uno. Esos recuerdos se repiten y se repasan una y otra vez en nuestras mentes de forma detallada.

Hay situaciones en nuestras vidas que abren nuestros corazones, como un terreno fértil, para que las raíces de amargura se expandan no solo en nuestro interior, pero en la vida de otros, como ya hemos visto. Estas raíces de amargura se hacen visibles cuando explotan de manera desmedida por incidentes insignificantes, y traen a nuestras mentes esos recuerdos de eventos ofensivos o injustos.

La realidad es que la puerta de la amargura siempre está ante nosotros en los tiempos difíciles de la vida. La amargura se roba el gozo. Así como un ladrón se robaría su dinero, la amargura hurtará su gozo. Ninguna persona amargada es feliz, ni gozosa. La amargura es un cáncer para el alma. Esta carcome el gozo, el amor y la vida espiritual. La amargura es un veneno que maldice a todos los que están a nuestro alrededor. Seguramente, si pudiéramos discernir los resultados que trae la amargura, dejaríamos esa puerta cerrada y decidiríamos nunca abrirla, sin importar cuán difíciles sean nuestras circunstancias. Abrir la puerta de la amargura en tiempos difíciles es como invitar a un ladrón a que lo proteja a usted.[2]

La solución a su insidiosa influencia es la gracia de Dios. Por esta razón el autor del Libro de Hebreos nos exhorta a que ninguno deje de alcanzar la gracia, ese elemento divino que permite resolver correctamente las situaciones más devastadoras. “Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios.”

Luego de aquellas palabras de mi padre en su lecho de muerte, no me volvió a reconocer. Su vida se iba apagando lentamente según el cáncer avanzaba en su cuerpo. Cada día llegaba a su cuarto sabiendo que ya no había la oportunidad de tener la conversación que siempre quise tener con mi padre. Un médico nos explicó detalladamente lo que estaba ocurriendo y lo que estaba por suceder con mi padre. Lo que el medico no detectó fue que aquellas raíces venenosas de amargura estaban ya encontrando lugar en mi corazón. Mi madre había sido y continúo siendo parte de esas raíces de amargura.

Continuamos con esta serie de mensajes en la próxima edición. Mientras tanto me gustaría escuchar de ti. Me puedes escribir a: [email protected] o me envías un mensaje de texto a mi WhatsApp: +12145337899.

Copyright 2023

Dr. Rafael (Rafy) Gutierrez
Director/Pastor
Ministerio Padre de Corazón
www.padredecorazon.org

[1] Mirón, J. La amargura, el pecado más contagioso. Editorial Unilit. (1994)

[2] McGhee, Q. Epístolas carcelarias: Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón (Manual del estudiante) (Q. McGhee, Ed.; M. Segura, A. Benoit, J. Bartel de Graner, K. Suárez, & M. Rueda, Trans.; Primera edición, Faith & Action. (2018)

17 Nov 2022

“Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.”
Hebreos 12:15

Pastor Rafy Gutierrez, DMin

Director Ministerio
Padre de Corazón

Rafael (Rafy) Gutierrez

Rafy Gutiérrez posee un bachillerato (licenciatura) en administración de empresas y dos maestrías; una en finanzas corporativas y otra en estudios bíblicos y ministerios. Posee un Doctorado en Ministerio (DMin) del Seminario Bautista Midwestern en Kansas City, Mo.  Su pasión es estudiar y enseñar la Biblia y brindar cuidado pastoral enfocado en el ministerio para padres.

Rafy es el Director del Ministerio Padre de Corazón, ministerio hispano de Abiding Fathers con oficinas en Dallas, Texas. Ha impartido talleres y conferencias sobre el rol del padre en Cuba, Puerto Rico, España y en varias ciudades en los Estados Unidos. Es productor y la voz en el Podcast de Padre de Corazón. Rafy es profesor adjunto en el Seminario Teológico Bautista de Midwestern y profesor invitado en el Seminario Teológico de Centro América extensión del Seminario Teológico de Dallas, Texas.

Rafy y su esposa, Ernestine (Ernie) se mudaron a la zona de Frisco, Texas desde Puerto Rico en 1995. Tienen dos hijas casadas, Amy y Wendy, y dos amados nietos, Coral y Joel.

Fue ordenado pastor en Marzo del 2016. Actualmente se congrega en The Heights en Español en Richardson, Texas.

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