La anfitriona de un programa de entrevistas a celebridades, monólogos cómicos y números musicales en Estados Unidos finaliza cada programa con la expresión “sean amables los unos con otros.” El poeta británico William Woodsworth dijo que “La mejor porción de la vida de un buen hombre son sus pequeños, nunca recordados y nunca nombrados actos de bondad y amor.” Quiero tomarme la libertad de cambiar esta cita para que lea: “La mejor porción de la vida de un buen papá son sus pequeños, nunca recordados y nunca nombrados actos de bondad y amor.”
Continuamos con la serie de reflexiones del amor de padre basado en 1 de Corintios 13:4-7. Las dos primeras descripciones de Pablo respecto al amor forman una pareja y un perfecto balance entre sí: El amor es paciente, la característica pasiva, y el amor es bondadoso, la característica activa. “Uno no puede tener amor sin bondad, de la misma manera que no puede tener primavera sin flores”, escribió el autor y expositor Bíblico W. Graham Scroggie. La paciencia y la bondad del amor van de la mano.
¿Qué es la bondad? El Diccionario de la Lengua Española Vox, la define como: “Cualidad de bueno. Natural inclinación a hacer el bien. Blandura y apacibilidad de genio. Amabilidad de una persona respecto a otra como fórmula de cortesía”. Los sinónimos de bondad son compasión, benignidad, benevolencia, atención, piedad, consideración y servicio. Lo opuesto a la bondad es la maldad y la perversidad. Al considerar estas definiciones, vemos que la bondad consta de dos partes: primero, los sentimientos de compasión y los motivos de nuestro corazón, y segundo, el comportamiento resultante que tiene el objetivo de mejorar la situación de otra persona. Así, la bondad incluye lo que está en el interior y que es invisible para los demás y lo que se exhibe y es visible para otros.
La bondad es descrita como “una virtud que toma en serio la realidad de otras personas, su vida interior, sus emociones, así como sus circunstancias externas. Es una disposición activa hacia la comunión y el compartir; y hacia la comunión que da apoyo moral en angustia o en aflicción”. La bondad fluye del corazón y se enfoca en las necesidades de otro. Es una actitud y una decisión consciente que requiere que la persona aplique un esfuerzo para actuar por el bien de otro. El amor muestra bondad. La persona que ama es bondadosa. La persona receptora del amor que le damos debe sentir o percibir que nosotros somos bondadosos. La bondad fluye del verdadero amor ágape. No es una bondad fabricada, no es ficticia o falsa, no es fingida, no es artificial, ni busca algo a cambio. La bondad es la preparación para hacer el bien, para ayudar, para aliviar cargas, para ser útil, para servir, para ser tierno y simpatizar con otros. Se ha dicho que “La bondad es amor en ropa de trabajo”.
Las raíces de un árbol permanecen escondidas en la tierra donde hacen su trabajo almacenando alimento y obteniendo agua y nutrientes de la tierra para ayudar a que el fruto crezca. De la misma manera, las raíces de la bondad permanecen escondidas en lo profundo del corazón amoroso de una persona, dando origen al fruto de la bondad. Al igual que la paciencia, el apóstol Pablo nos dice que la bondad es fruto del Espíritu Santo. “En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!” (Gálatas 5:22–23 NTV). Es el resultado de la misma presencia y obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Es el fruto que damos cuando permanecemos en Cristo, la vid verdadera. Este mundo tiene que ver y experimentar padres, papás bondadosos. Me resisto a creer que no los haya. La obra de Dios en el hombre entonces sería totalmente infructuosa si no hubiera padres que mostrasen tal transformación. Yo creo firmemente que Dios y solo Dios es quien verdaderamente transforma el corazón del hombre. He visto y escuchado testimonios de padres que han sido transformados por el poder de Dios y como la relación con sus hijos también ha sido transformada.
La bondad del amor de Dios es el corazón de nuestra fe cristiana. El amor de Dios es bondadoso. Es debido a Su deseo de hacernos bien que proporcionó la salvación a través de Su hijo. Todo lo que Dios hace es para nuestro bien. Podemos ver pruebas de la bondad de Dios por todas partes en las provisiones que suministra para sustentar la vida, desde las cosechas que proporcionan nuestro alimento, hasta el aire mismo que respiramos. Podemos poseer bondad en nosotros, e incluso el deseo de hacer el bien, pero la bondad verdadera viene de Aquél que es perfectamente bueno y que desea cosas buenas para todas las personas. Nuestra meta debe ser mostrarle la bondad de Dios a otros todos los días.
Padres, los actos de bondad no solo se limitan a la entrega de regalos, dinero o bienes materiales. Expresamos bondad en la forma en que respondemos a nuestros hijos en “esos momentos que retan nuestra paciencia” como padres. ¿Se acuerdan del balance entre paciencia y bondad? Tal vez usted lo ha experimentado. Si aun no ha tenido esos momentos, prepárese pues han de suceder. Son momentos en que demostramos nuestro amor para con ellos, mostramos paciencia y bondad a la misma vez. Comprendo que no siempre es fácil. Requiere detenernos por un momento y discernir con claridad lo que esta sucediendo. Palabras acompañadas por actos de bondad sirven para enseñar a los hijos el amor que tenemos por ellos y que ellos vean el amor de Dios para con nosotros. Si amamos a Cristo como El nos ama no necesitamos hacer un gran esfuerzo para servir con bondad ya que surge naturalmente de nuestros corazones transformados por el Espíritu Santo. No debemos buscar que nuestros pequeños y grandes actos de bondad sean reconocidos o recordados sino que siempre sean la mejor porción de nuestras vidas como padres.
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Dr. Rafy Gutierrez
Director Ministerio Padre de Corazón
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Fuentes consultadas y citadas:
La enseñanza de la bondad. Beeke, M.
Comentario bíblico del continente nuevo: 1 Corintios
Recuperando nuestra identidad como iglesia: Sermones sobre 1a de Corintios para la iglesia de hoy. Piccardo, H. R. (2012).
Liderando con Amor. Strauch, A.
Diccionario de la Lengua Española Vox
Foto por: Jeremy Bishop en Unsplash