Carácter El Discipulado de Pedro_Parte 8

Carácter El Discipulado de Pedro_Parte 8

Parte 8

¿Alguna vez Dios te ha hablado a través de Su Palabra, La Biblia?  ¿Has tenido la experiencia de leer un pasaje Bíblico, que habías leído anteriormente, pero ahora toma significado personal, te habla a tu corazón? ¡Me ha sucedido! ¡En muchas ocasiones! Una de ellas; Jueves 1ro de Marzo del 2018, temprano en la mañana en una residencia en la comunidad Santos Suarez a la afuera de La Habana, Cuba. Sucedió mientras me preparaba para predicar esa mañana a un grupo de estudiantes en la capilla del Seminario Teológico Bautista de La Habana y disfrutaba de un buen cafecito cubano. Me encontré leyendo el Evangelio de Juan, capitulo 21. Escucha como comienza la narración de Juan en este capítulo 21: “Más tarde, Jesús se apareció nuevamente a los discípulos junto al mar de Galilea. Este es el relato de lo que sucedió. Varios de sus discípulos se encontraban allí: Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo), Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro dijo: Me voy a pescar. Nosotros también vamos, dijeron los demás. Así que salieron en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche.” Juan 21:1-3.

¿Puedes ver donde se desarrolla la escena? Una vez más junto al mar de Galilea. Nuestro amigo Pedro se encontraba allí junto a otros de los discípulos. Tres años atrás Jesus había llamado a Pedro a seguirle y ser convertido en pescador de personas. Luego del triste y dramático evento en la casa del sacerdote, donde Pedro niega a Jesús, podríamos pensar que Pedro desaparecería de la escena, renunciaría al llamado del Señor Jesucristo. Después de todo había negado al Señor, lo había traicionado. Pedro había fallado. Tal vez es lo que mucho de nosotros haríamos. Ante tal vergüenza, ante tal caída de lo sublime a lo ridículo, el mejor camino a tomar es “enganchar los guantes”, “entregar el uniforme”, “abandonar el equipo”. Tal vez la mejor salida es esconderse en el anonimato. Es difícil sobreponerse a cualquier tipo de fracaso, pero sobreponerse al fracaso moral en el ministerio es devastador. Tan devastador que puede llevar a la persona a declarar “este es el fin de mi vida. Ya mi vida no tiene sentido.”

Ahora encontramos a Pedro, una vez más, a la orilla del mar de Galilea. Me pregunto que estaría pasando por la mente de Pedro en ese momento. Lo más seguro tendría recuerdos vivos de cuando Jesús, “el Cristo, el hijo del Dios viviente” lo llamó para seguirle y ser pescador de personas.  Tel vez llegaron a su mente las enseñanzas y milagros de aquel a quien siguió por tres años inclusive hasta la casa del sacerdote Caifás. Tal vez el cantico del gallo resonaba en su mente. Estoy seguro de que cada vez que escuchaba el cantar del gallo aquella horrorosa noche llegaría a su mente.

Por tres años, Pedro junto al resto de los discípulos, siguieron a quien ellos esperaban ser el rey de los judíos y terminar con la opresión del impero romano. Pero en asunto de horas todo cambio para ellos. El Mesías había sido arrestado, juzgado, crucificado, y enterrado en una tumba. Al enterrar al Maestro enterraron tres años de compartir con este hombre que hablaba con autoridad y hacia maravillas. Junto a las túnicas encontradas en la tumba vacía se encontraban los sueños de estos hombres. Los sueños de Pedro. ¿Tres años perdidos?

Allí estaba Simón Pedro, a la orilla del Mar de Galilea, cuando decide; “me voy a pescar.” ¡Me voy a pescar! No es la pesca a la cual había sido llamado por el Maestro. Era la pesca a la cual estaba acostumbrado. La pesca que conocía como la palma de su mano. En esas cortas palabras de Pedro, capturadas por Juan; el discípulo amado, puedo escuchar el retirarse a su llamado. Volver a la comodidad de lo conocido. La seguridad de lo acostumbrado. De responder al llamado de convertirse en “pescador de personas” volver a ser pescador de peces en el mismo mar en que comenzó su ministerio. Su decisión de “ir a pescar” no era para “matar el tiempo” o usarlo como una distracción. Era el volver a su vida de antes, junto a su hermano y colegas, en la empresa exitosa de la pesca en el mar de Galilea.

El discípulo amado trae a nuestra atención dos eventos luego de la decisión de Pedro de ir a pescar que nos debe llamar la atención. Primeramente, La respuesta de los otros discípulos a la declaración de Pedro; “Nosotros también vamos.” ¿Sería una respuesta al liderazgo de Pedro? ¿O estarían los discípulos “enganchando los guantes”, “entregando el uniforme”?

El segundo evento te lo comparto en la próxima edición de este estudio. ¿Me acompañas a pescar?

¡Nos vemos en el barrio…un cafecito a la vez!

 

Copyright 2021
Dr. Rafael (Rafy) Gutiérrez
Director – Ministerio Padre de Corazón.
www.padredecorazon.org
rafy@padredecorazon.org

25 Ago 2021

“Más tarde, Jesús se apareció nuevamente a los discípulos junto al mar de Galilea. Este es el relato de lo que sucedió. Varios de sus discípulos se encontraban allí: Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo), Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro dijo: Me voy a pescar. Nosotros también vamos, dijeron los demás. Así que salieron en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche.” Juan 21:1-3.

Pastor Rafy Gutierrez, DMin

Director Ministerio
Padre de Corazón

Rafael (Rafy) Gutierrez

Rafy Gutiérrez posee un bachillerato (licenciatura) en administración de empresas y dos maestrías; una en finanzas corporativas y otra en estudios bíblicos y ministerios. Posee un Doctorado en Ministerio (DMin) del Seminario Bautista Midwestern en Kansas City, Mo.  Su pasión es estudiar y enseñar la Biblia y brindar cuidado pastoral enfocado en el ministerio para padres.

Rafy es el Director del Ministerio Padre de Corazón, ministerio hispano de Abiding Fathers con oficinas en Dallas, Texas. Ha impartido talleres y conferencias sobre el rol del padre en Cuba, Puerto Rico, España y en varias ciudades en los Estados Unidos. Es productor y la voz en el Podcast de Padre de Corazón. Rafy es profesor adjunto en el Seminario Teológico Bautista de Midwestern y profesor invitado en el Seminario Teológico de Centro América extensión del Seminario Teológico de Dallas, Texas.

Rafy y su esposa, Ernestine (Ernie) se mudaron a la zona de Frisco, Texas desde Puerto Rico en 1995. Tienen dos hijas casadas, Amy y Wendy, y dos amados nietos, Coral y Joel.

Fue ordenado pastor en Marzo del 2016. Actualmente se congrega en The Heights en Español en Richardson, Texas.

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