Continúa siendo cierto que «la ausencia del padre es el problema número uno en los hogares en Estados Unidos». Casi todos los problemas sociales de nuestra sociedad americana pueden estar relacionados con la ausencia del padre. En su libro publicado en el 1995, David Blankenhorn escribió: «La ausencia del padre es la tendencia demográfica más dañina de esta generación. Es la principal causa de la disminución del bienestar infantil en nuestra sociedad».1
¡Son palabras fuertes! Sin embargo, el problema va más allá. Blankerhorn explica que «nos enfrentamos a una pérdida cultural que afecta a todos los hogares». Subraya que «la ausencia más significativa a la que nuestra sociedad debe hacer frente no es simplemente la ausencia de padres, sino más bien la ausencia de nuestra creencia en los padres».2 Nos encontramos con una realidad en la que el papel de los hombres como padres ha sido «olvidado, menos apreciado y desapercibido«.3
La cultura de la ausencia del padre, junto con la creencia generalizada de que los padres son innecesarios o incluso dañinos o tóxicos, ha alejado a los hombres del seno de la familia. Esta percepción se ha vuelto aceptada y normalizada en la sociedad.
Varias organizaciones y agencias gubernamentales han estudiado y publicado estadísticas sobre los efectos de la ausencia del padre. Sin embargo, las estadísticas por sí solas, como las que se presentan a continuación, son solo números a menos que se implemente un plan concreto para abordar y transformar la cultura que rodea la ausencia del padre. Necesitamos avanzar hacia una comprensión bíblica de la paternidad centrada en Cristo.
Repasemos algunas de esas estadísticas:
Según National Fatherhood Initiative, Father Facts Edition, en 2023, el 24.1% de los niños en los Estados Unidos (17.8 millones) vivían en un hogar sin un padre presente (es decir, sin un padre biológico, padrastro o adoptivo). La proporción de estos niños variaba según la raza o el grupo étnico. Específicamente,
- El 19,6% de los niños blancos (10 millones) vivían sin la presencia de un padre.
- El 47.5% de los niños afroamericanos (5.3 millones) vivían sin la presencia de un padre.
- El 28.8% de los niños hispanos (5.4 millones) vivían sin la presencia de un padre
Según The Fatherless Generations4
- El 85% de todos los niños que muestran trastornos de conducta provienen de hogares sin padre, 20 veces más que el promedio. (Centro para el Control de Enfermedades)
- El 70% de los jóvenes en instituciones administradas por el Estado provienen de hogares sin padre, 9 veces más que el promedio. (Departamento de Justicia de los Estados Unidos).
- El 71% de las adolescentes embarazadas carecen de padre. [Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.
- El 90% de los niños sin hogar y fugitivos provienen de hogares sin padre. [US D.H.H.S., Oficina del Censo]
- El 71% de los que abandonan la escuela secundaria provienen de hogares sin padre. [Informe de la Asociación Nacional de Directores sobre el Estado de las Escuelas Secundarias]
Hay más estadísticas aterradoras sobre el impacto de la falta de padre, y la mayoría de ellas se conocen desde hace décadas. Es una crisis silenciosa e inquietante que afecta no solo a nuestra nación sino al mundo entero.
Como mencioné anteriormente, las estadísticas son solo números a menos que implementemos un plan de trabajo para cambiar la cultura que rodea a los padres ausentes. ¡Debemos avanzar hacia una paternidad bíblica y Cristo céntrica, que es precisamente la misión del Ministerio Padre de Corazón!
Santiago, el medio hermano de Cristo, escribió: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.». (Santiago 2:14-17RV60).
¡Pongamos nuestra fe en acción! Únase a nosotros en una misión mundial para equipar a los hombres para ser padres bíblicos, centrados en Cristo. Proveamos a los padres con la «vestidura» de Cristo y alimentémoslos con la palabra de Dios. ¿Cómo puedes ayudar?
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