“…como trata un padre a sus propios hijos…”
La imagen capturó mi atención hasta el punto de que me encontré buscando en mi mente una foto similar que había visto anteriormente. La imagen es la de un padre levantando en alto a su hijo en la palma de su mano mientras este se mantiene parado sosteniendo su balance. ¡Es una imagen poderosa! Un padre orgulloso que levanta a su hijo o hija en la palma de su mano en alto. Tal vez para algunos de los padres que se tomaron esa foto solo fue simplemente una muestra de su fuerza al sostener por un tiempo a su hijo o hija en alto. Tal vez para algunos representaron la habilidad de su hijo o hija mantenerse parado sin perder el balance. Una foto similar llegaba nuevamente a mi mente, cada vez más fuerte, en blanco y negro. ¡La he visto tantas veces!
Al ver la imagen, veo a un padre orgulloso que dice “te sostengo en la palma de mi mano y te levanto en alto, más alto que yo mismo pues así quiero verte cuando crezcas. Que seas más alto que yo, que logres más de lo que yo he logrado. En la palma de mis manos te sostengo siempre.” Veo a un hijo/hija que deposita toda su confianza en la mano poderosa de su padre y mantiene su balance mientras aprecia un mundo que se abre delante de sus ojos diciendo “papá, en tus manos confío para mantenerme en alto ante el mundo que me has traído. Soy valioso para ti y levantas mi vista para no dejarme tropezar”
El exvicepresidente Al Gore, hablando en la Tercera Cumbre Nacional Anual de Padres en Washington, DC, el día 2 de junio de 2000 dijo lo siguiente: “Nunca dudes del impacto que los padres tienen en los hijos. Los niños con padres muy comprometidos aprenden a tener confianza desde temprano en sus vidas. Aprenden a confiar de corazón. Aprenden que son apreciados, que tienen valor, que pueden estar seguros y seguros de poner sus miradas en alto. Ellos obtienen el ánimo que necesitan para atravesar los momentos difíciles de la vida. Los niños aprenden de sus padres cómo ser padres. Aprendí todas esas cosas de mi propio padre y cuento mis bendiciones.”
Igual que la serie de mensajes basados en 1 de Corintios 13:4-7, he querido hacer una serie corta sobre el rol del padre de animar, consolar y exhortar a sus hijos basado en 1ra de Tesalonicenses 2:11-12 donde Pablo le dice a la iglesia en Tesalónica lo siguiente: “Saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como trata un padre a sus propios hijos. Los hemos animado, consolado y exhortado a llevar una vida digna de Dios, que los llama a su reino y a su gloria.”
Pablo escribe esta carta alrededor del año 51, después de Cristo, siendo una de las primeras cartas de Pablo escrita desde la ciudad de Corinto. Uno de los propósitos de la carta era para animar a los creyentes de la ciudad portuaria de Tesalónica a mantenerse firme en su fe no solo contra la persecución, sino también a resistir la presión de volver a su antiguo estilo de vida. Así como un padre que instruye a sus hijos, Pablo exhorta a los tesalonicenses a que vivan de una manera digna del reino de Cristo y lo hace animándolos, consolándolos y exhortándolos a llevar tal vida.
En cuanto a la foto que llegaba a mi mente continuamente, la encontré entre otras fotos que trataban de capturar mis travesías de medio siglo. En la misma se ve a mi padre levantándome en la palma de su mano izquierda en alto, más alto que él. Al fondo se ven las palmeras de mi amada Isla del Encanto; Puerto Rico. No sé qué edad tenía en el momento en que se tomó esa foto. Tal vez un año, tal vez un poco menos. Es el único recuerdo que guardo de mi padre levantándome en alto. El resto de la historia y la relación con mi padre…lo dejamos para otro tiempo.
Espero que me acompañes en esta serie corta de sobre el rol del padre de animar, consolar y exhortar a sus hijos. Como padres también necesitamos de un Padre que nos levante en alto en su mano poderosa para cumplir con el llamado solemne de ser papá. Esa mano poderosa la encontramos en nuestro Padre Celestial. En palabras del salmista: ¡Poderoso es tu brazo! ¡Fuerte es tu mano! Tu mano derecha se levanta en alto con gloriosa fuerza.” Salmo 89:13.
¡Nos vemos próximamente en el barrio!
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Dr. Rafael Gutierrez
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