La señora Agripina Pumarejo Cruz, mi bisabuela materna, una mujer de carácter fuerte, palabras firmes pero tiernas y con un sentido del humor muy interesante. De ella aprendí el respeto por los demás, sin importar el estatus social. Me enseñó que los días sagrados se guardan como lo que son; días sagrados. Que un “buche” o trago de café negro no se le niega a nadie. Me enseñó a jugar barajas o cartas españolas, a comer chuletas de cerdo fritas en manteca con viandas o verduras. Y que para el catarro común no había nada mejor que la miel de abeja, limón y ron. Y como ella decía: “la miel de abeja y el limón para el catarro y el ron para levantar el ánimo”
Ella criaba palomas sabaneras en una gran jaula ubicada en el techo de su casita y yo disfrutaba mucho el ayudarla a cuidar de las palomas. Una vez en el palomar, comenzaban las enseñanzas de vida de mi bisabuela a quién con mucho cariño y respeto le llamábamos abuelita Pina. En una ocasión, siendo yo adolescente me dijo: “Rafaelito, siempre, siempre, bebe agua de tu propia dita.” Lo dijo en el preciso momento en que agarraba una dita, un envase hecho del fruto del árbol de la higuera, con varios usos domésticos. Aquella parábola no tuvo sentido para mí en ese momento.
Nunca vi a mi abuelita Pina con una Biblia en la mano, sin embargo, cuando comencé a estudiar la Biblia, me encontré con muchas de sus enseñanzas. Escucha está en particular: Proverbios capítulo 5:15: “Bebe el agua de tu propio pozo, comparte tu amor únicamente con tu esposa.” ¿What, what? Cuando leí ese pasaje Bíblico los cielos se abrieron y una paloma sabanera bajó del cielo con una dita en sus patitas y se escuchó una voz que me decía: “Rafy, ¿Cuándo me vas a escuchar? ¿Cuándo?” Bueno, esa última parte realmente no sucedió. El punto es que en mi abuelita había sabiduría, historias y lecciones de vida que eran un cofre lleno de perlas preciosas.
El salmo 78 continúa la tradición de transmitir el mensaje de los hechos poderosos de Dios de generación en generación. El salmista Asaf suplicó a sus contemporáneos que guardaran la ley, que no olvidaran las obras de Dios y que no se revelaran contra Él. No debían seguir los pasos de sus antepasados durante su peregrinación en el desierto, ellos habían sufrido la consecuencia de su error y habían sido objeto de la ira de Dios. Esta canción, este salmo, se caracteriza por su tristeza, relata la forma en que las generaciones anteriores se habían olvidado de las obras de Dios. Sin embargo, también describe cómo el Señor los libró en su gracia. El salmo 78 comienza diciendo: “Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas, abre tus oídos a lo que digo porque te hablaré por medio de una parábola. Te enseñaré lecciones escondidas de nuestro pasado; historias que hemos oído y conocido que nos transmitieron nuestros antepasados”.
Continua…
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Dr. Rafael (Rafy) Gutierrez, DMin.
Director-Ministerio Padre de Corazón
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