Continuación…
Vayamos entonces al Salmo 78. El autor de este salmo es Asaf, quien escribió varios salmos, incluidos el salmo 50 y los salmos del 73 al 83. Comienza este salmo de una manera única. En el Salmo 78:1 expresa lo siguiente: “Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas; abre tus oídos a lo que digo.” La palabra “escucha” significa más que simplemente oír lo que estoy por decir. Asaf, en este caso el salmista, está diciendo: “escúchame, escúchame, sé obediente a mi palabra”. Por ejemplo, cuando un padre le dice a su hijo: “escúchame”, implica que requiere atención absoluta y obediencia. Es lo mismo aquí.
La palabra traducida como “enseñanzas” es la palabra hebrea torah. Esta era la palabra hebrea para la ley, pero también podría usarse para cualquier instrucción autorizada. Cuando Asaf dice: “escucha las palabras de mi boca” el idioma hebreo es muy descriptivo. Literalmente dice: Inclina tus oídos, extiende tus oídos a las palabras de mi boca. Asaf está hablando de un escuchar activo, entusiasta y receptivo que resulta en obediencia. Quiere que sus oyentes hagan un esfuerzo. Es como decir: “no te quedes ahí sentado, estira tus oídos hacia mí. Inclínate hacia delante tu silla y escucha cada palabra, no te pierdas ni una palabra.” Es lo que quiere el salmista al decir escúchame. Creo que es una buena práctica cada vez que se enseña o se predica la palabra de Dios.
Asaf es como el padre que entra en una habitación donde están sus hijos con algo importante que decir y llama la atención de todos. Quiere que todos los ojos se centren en él. Que todos los oídos se empapen de sus palabras. Ordena un oído atento y dispuesto para recibir la enseñanza. El proceso de enseñanza enaltece el rol de los padres y la necesidad de experimentar la fe dentro del hogar. Déjame repetir esto; el padre cuando habla ordena un oído atento y dispuesto para recibir la enseñanza ya que el proceso de enseñanza enaltece el rol de los padres y la necesidad de experimentar la fe dentro del hogar. Este proceso de enseñanza es parte integral del pase de batón a la siguiente generación. ¿Me estás prestando atención? ¿Me estás escuchando?
Quiero compartir con ustedes como parte de esta reflexión una oración que dice de la siguiente manera: “padre, te pido sabiduría y valor para comunicar tus profundas verdades a los niños que has puesto bajo mi cuidado. No vacilaré al hablar de tu poder y de tus obras dignas de todo honor a mis descendientes para que a su vez ellos cuenten a sus hijos, y los hijos de sus hijos las maravillas que tú has hecho. Mi responsabilidad es enseñar a mis hijos a depositar su confianza en ti. Te pido que nunca olviden tus obras y que siempre obedezcan tus mandamientos. Amén.
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Dr. Rafy Gutierrez, DMin
Director
Ministerio Padre de Corazón
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