Las heridas del padre…y de la madre. Parte 3

Las heridas del padre…y de la madre. Parte 3

Parte 3

Las heridas del padre…y de la madre.

Mi infancia, en el Cerro de los Condenados, se dio bajo la influencia de mis amigos tanto de los de mi edad como los que eran mayores que yo. Lo que aprendí, lo aprendí en el barrio, en la calle, entre juegos, travesuras y aventuras por el canal de aguas sucias. La presencia de mi padre era casual, pero honestamente no había comenzado a impactar mi vida. Para todos los propósitos, el que mi padre no estuviese en la casa lo veía como algo normal. De hecho, nunca conocí a los padres de mis amigos, por lo tanto, no me sentía diferente al compararme con ellos.

En octubre del 1968, por el trabajo de mi padre, nos mudamos para el pueblo de Fajardo. Al otro lado de la isla, del Occidente al Oriente. En aquel tiempo viajar de un lado de la isla al otro se podía tomar cuatro horas en carro como mínimo. Estaba dejando mi barrio atrás para habitar en un barrio desconocido. Estaba seguro de que el cafecito de Fajardo no tendría el mismo sabor que el de mi amado pueblo. Por otro lado, hubo promesas de que ahora estaríamos juntos como familia. Mi mamá consiguió un trabajo con la misma tienda de ropa de mujer donde trabaja en Aguadilla. Y ahora mi padre estaría trabajando para uno de los hoteles mas reconocidos en Puerto Rico. Un hotel recién inaugurado, majestuoso, mirando hacia la costa oriental de la isla. Al trabajar para el Hotel El Conquistador, nos parecía que habíamos conquistado algo más que salir del Cerro de los Condenados.

He aquí uno de esos sitios, donde al escribir este mensaje no quisiera llegar. Al mudarnos a Fajardo nos encontramos en una casa de mejor construcción, pero el hogar continuaba sin un fundamento sólido. Prácticamente no veía a mi padre por su trabajo en el Hotel El Conquistador. Su trabajo como cantinero, “bar tender”, exigía que trabajara de noche, incluyendo los fines de semanas durante las temporadas de turismo. Cuando lograba verlo, por lo general los domingos en la mañana, la escena no era nada agradable. Con el consumo de alcohol, llego una condición medica que lo mantuvo recluido en un hospital por periodo de tiempo de tres a cuatro meses. Detestaba aquellos viajes cada domingo para ir a visitar a mi padre en el hospital. Prefería quedarme en la casa leyendo algún libro o buscando el momento oportuno para escaparme a jugar beisbol. Total, si durante las semanas mi padre no estaba en mi vida, que diferencia tendría estar con él un día a la semana.

La “condición de salud” de mi padre, alcoholismo, le costó el trabajo en aquel reconocido hotel; El Conquistador. Mi padre, el conquistador, cayo ¡conquistado! Nos regresamos a Aguadilla, nuestro pueblo natal. Ahora estaba por entrar en la escuela superior, la preparatoria para muchos de ustedes.  No fue hasta llegar a esta etapa que comencé a necesitar de mi padre. Comenzaron a surgir cambios en mi vida. Tenía más preguntas que respuestas. Sin embargo, no tenía a un padre a quien recurrir. Ya comenzaba a soñar con realizar estudios universitarios, aspirar una carrera profesional. Sueños, metas, aspiraciones sin dirección, sin propósito. No tenía a un padre a quien hacerle las tantas preguntas que tenía. Una vez más, aprendía más en el barrio, escuchando a mis amigos.

Ante la ausencia de mi padre, me encontraba forzado a hablar primeramente a mi tío para que este hablara con mi madre, y ella hablara con mi padre. Era todo un proceso de intercesión; “un sacerdote, maría, la madre, y luego el padre celestial que estaba sentado bien lejos ocupado en todo lo demás menos en mí.”

Ya había comenzado la Universidad cuando la relación con mi padre comenzó a desaparecer.  La imagen que tenia de mi padre, hasta ese momento, era de un hombre fracasado, que había engañado a mi madre en varias ocasiones con otras mujeres, que no estaba en casa y cuando estaba lo encontraba tirado en el piso del baño bañado en su propio vomito debido al consumo de alcohol. Era el hombre que gozaba de la simpatía de muchos, pero no de la mía. El conocía mucha gente, pero no a su hijo…no me conocía. Ya estaba llegando al punto en que yo tampoco conocía a mi padre y no quería ser comparado con él, aun cuando muchos se empeñaban en comparar mi parecido físico con el de mi padre.

Un espíritu de rebeldía comenzó a formarse en mi vida. Era el momento de salir de casa. Estaba buscando disciplina y estructura en mi vida. Si mi padre no estaba para definir propósito en su hijo, alguien tenia que hacerlo. Decidí dejar los estudios universitarios y la isla de Puerto Rico. Me fui a pescar en otras aguas.

Continuamos en la próxima edición. Mientras tanto me gustaría escuchar de ti. Me puedes escribir a: rafy@padredecorazon.org o me envías un mensaje de texto a mi WhatsApp: +12145337899.

 

Copyright 2023
Dr. Rafael (Rafy) Gutierrez
Ministerio Padre de Corazón.
www.padredecorazon.org

 

18 Oct 2022

Pastor Rafy Gutierrez, DMin

Director Ministerio
Padre de Corazón

Rafael (Rafy) Gutierrez

Rafy Gutiérrez posee un bachillerato (licenciatura) en administración de empresas y dos maestrías; una en finanzas corporativas y otra en estudios bíblicos y ministerios. Posee un Doctorado en Ministerio (DMin) del Seminario Bautista Midwestern en Kansas City, Mo.  Su pasión es estudiar y enseñar la Biblia y brindar cuidado pastoral enfocado en el ministerio para padres.

Rafy es el Director del Ministerio Padre de Corazón, ministerio hispano de Abiding Fathers con oficinas en Dallas, Texas. Ha impartido talleres y conferencias sobre el rol del padre en Cuba, Puerto Rico, España y en varias ciudades en los Estados Unidos. Es productor y la voz en el Podcast de Padre de Corazón. Rafy es profesor adjunto en el Seminario Teológico Bautista de Midwestern y profesor invitado en el Seminario Teológico de Centro América extensión del Seminario Teológico de Dallas, Texas.

Rafy y su esposa, Ernestine (Ernie) se mudaron a la zona de Frisco, Texas desde Puerto Rico en 1995. Tienen dos hijas casadas, Amy y Wendy, y dos amados nietos, Coral y Joel.

Fue ordenado pastor en Marzo del 2016. Actualmente se congrega en The Heights en Español en Richardson, Texas.

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