En el artículo anterior compartimos que no es saludable llegar a ser abuelos, con la sensación de no tener tiempo para nada. Es tener la sensación de que el tiempo se nos ha acabado. Esa sensación va a ahogar a la persona y hacer que se sienta muy mal, estresada, ansiosa y deprimida y lo peor es que ¡los demás lo van a notar! Especialmente los nietos. Ellos son muy receptivos. Por tanto, sugiero que, a estas alturas de la vida, aprendamos a decir “no” cuando de verdad tenemos que decir no. Recuerda que ¡el “sí” puede darte cierto éxito en las relaciones, pero el “no” te dará salud e intensidad en esas mismas relaciones! Es algo que a cantazos y a falta de aire he estado aprendiendo; decir no cuando tengo que decir no.
Al medico Larry Dossey se le acredita el término “enfermedad del tiempo”, que se define como la “obsesión en cuanto a que no hay horas suficientes para todo lo que tenemos que hacer”. Es lo que se también se conoce como “la carrera en contra del reloj”. Caemos en la obsesión de querer hacer más en menos tiempo. Lo llamamos “multitasking” o multitarea. Nos sentimos orgullosos porque podemos realizar muchas tareas simultáneamente. Realizar muchas cosas a la vez, puede parecer muy inteligente, pero no es sabio en absoluto, porque si nos aceleramos pagamos un precio muy alto en nuestra salud física, relacional y mental. ¡Aprende Rafy, Aprende!
Te has fijado que, en los últimos tiempos, las cosas se están acelerando exageradamente y parece que no tenemos tiempo para nada, y podemos tener la sensación de no estar seguro de nada de lo que hemos hecho. Esa realidad es especialmente complicada en los años avanzados de la vida porque durante esos años, podemos tener la sensación de inseguridad. No estamos seguros de lo que hemos hecho. Esto se agudiza si vivimos de forma acelerada y consideramos que debemos hacer muchas cosas a la vez.
A estas alturas de la vida hemos trabajado bastante y nos hemos acelerado lo suficiente, ¿no te parece? Ya es hora de vivir con “V” mayúscula. Si tienes demasiadas ocupaciones, solo conseguirás “sobrevivir” y, aunque te parezca mentira, es posible que la obesidad haga su aparición (quizás comerás más rápido, pero comerás peor). Piensa en los establecimientos de comida rápida y sabrás a lo que me refiero.
Los especialistas en esta materia nos dicen que cuando estás sometido a una vida diaria de multitarea puedes padecer insomnio. No dormir lo suficiente daña el sistema cardiovascular, el sistema inmune, produce irritabilidad y depresión, no ayuda en el proceso de perder peso o mantener el peso ideal para tu cuerpo y al final necesitamos tranquilizantes para conciliar el sueño, con lo que se acortará tu vida y envejecerás mucho más deprisa. Suena muy deprimente, ¿Qué crees? Entonces, ¡tranquilo Bobby, tranquilo!
También estaremos mucho más enfermos, sobre todo de dolencias producidas por el estrés, y te puedo asegurar que, para tener un rápido alivio del estrés, hay una buena solución: bajar la velocidad. En un sentido, es ahora o nunca. O aprendes en estos momentos, si no lo has hecho antes, a vivir sin exceso de cosas por hacer o quizás, sea demasiado tarde cuando las enfermedades o los muchos achaques te obliguen a estar quieto, y a no poder vivir una vida normalizada y satisfactoria. Por favor no me digas: “Na, eso a mí no me va a pasar.”
¡Aprovecha ya este momento! ¡Toma decisiones! Recuerda que ser abuelo/a no es el final de tus días, es quizás el principio de algo maravilloso, que te llega sin esperarlo, de sopetón, que te “regalan” otros y, sobre todo, que puede tener consecuencias y efectos muy importantes en las vidas de unos seres, a los que amas con toda tu alma, y te han robado el corazón. Te lo digo por experiencia.
Encontré un artículo titulado “Los Abuelos, un tesoro familia”, de Maru Sweeney, especialista en temas de desarrollo familiar, que lee y he parafraseado:
“Unos son estrictos, otros muy consentidores. Unos son viejos, otros más jóvenes, pero todos, abuelos y abuelas, son fundamentales en el crecimiento emocional de los nietos. No existen sustitutos de los padres, pero lo que definitivamente se acerca más al amor por los hijos de los hijos, son los abuelos.
La protección y el cariño que demuestran, y el amor incondicional de los abuelos son incomparables. Sus historias son tesoros puestos en palabras que dan a las generaciones más jóvenes un sentido de identidad.
Los abuelos son magníficos compañeros de juego. Los niños, a través del juego, aprenden a relacionarse, a convivir, a respetar reglas, a esperar su turno (paciencia). El juego une, entretiene y divierte. Los niños encuentran en los abuelos los compañeros ideales por el tiempo que pueden dedicarles, la paciencia y sabiduría para enseñar, y el cuidado que tendrán con los niños, precisamente por cómo los aman.
Por eso los abuelos crean en sus nietos un sentido de seguridad que les ayuda a desenvolverse mejor en el mundo. Permitir a los abuelos pasar tiempo con sus nietos para conocerse mutuamente y de manera más íntima y personal, ayuda al niño a entender la importancia de los abuelos y lo bendecido que son por tener a sus abuelos.
Proverbios 17:6 nos recuerda que “Corona de los abuelos son los nietos.” Te espero en la próxima edición de esta nueva serie; “La Maravilla de ser Abuelos.” Mientras tanto, este orgulloso abuelo te dice: “nos veremos en el barrio…un cafecito a la vez. Que Dios te bendiga abundantemente y seas de bendición para otros.”
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Dr. Rafael (Rafy) Gutiérrez
Director/Pastor
Ministerio Padre de Corazón
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Fuentes consultadas y citadas: Martínez Vera, E., & Planagumà, C. (2016). Una guía para los abuelos de hoy.
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