La Familia; Sal y Luz de la Tierra_2

La Familia; Sal y Luz de la Tierra_2

Parte 2

Ante las crisis y los conflictos se da una clara tendencia a buscar soluciones de índole privada y personal. La opinión casi unánime de la sociedad, al promover y afirmar que lo más importante es la persona, se traduce en que la felicidad personal, la autorrealización, las necesidades y los intereses individuales, deben pasar a un indiscutible primer plano, por encima de los intereses y necesidades de la familia.

En cuanto a la fe y la vida cristiana se refiere, podemos observar cómo la misma se ha personalizado o individualizado frente al llamado de la vida comunitaria en la iglesia. Ello ha resultado en lo que podemos denominar una espiritualidad a la carta. Es parecido al seleccionar del menú de un restaurante aquello que mas me llame la atención y sea de mi gusto.  Hablando en arroz y habichuelas, ha dejado de haber principios Bíblicos absolutos y universales que nos eran enseñados para pasar a tener “principios y verdades” hechas por mí, a mi gusto y que además me hagan sentir cómodo y bien chévere. Se seleccionan ingredientes doctrinales y espirituales de diferentes ideas y filosofías para lograr un plato que sea de nuestro agrado y nuestro agrado exclusivamente.

En cuanto a la familia, el hogar está dejando de ser el lugar donde cultivar, iniciar y transmitir la fe cristiana. En la mayoría de las familias de nuestros países, la fe como valor a transmitir a nuestros hijos ha retrocedido mucho, dando pasos a otros valores que hacen mayor énfasis en la proyección profesional, en la seguridad económica y en la apariencia individual entre otros valores que se enfocan en el individualismo.  Vemos como muchos matrimonios, por aspectos rituales y culturales, buscan la bendición de Dios en el ritual de la ceremonia de boda. La ceremonia entonces pasa a ser un evento para recordar, cuando debe ser considerado como el inicio de algo a desarrollar a lo largo de la vida.

Yo creo que la iglesia puede y debe reforzar de forma muy positiva el sentido comunitario de la familia, facilitando, entre otros asuntos: el apoyo entre las familias, la capacitación a los padres y el discipulado a la familia. No pretendo que las siguientes sugerencias sirvan para contrarrestar o detener las anteriores tendencias, pero estoy convencido de que las familias que logren incorporar algunas de estas verán reforzada su identidad y se beneficiarán de una mayor sanidad.

Comencemos con el amor. ¿Qué les parece? Aunque muchas parejas afirman unirse por amor, lo cierto es que, con frecuencia, este amor es visto como algo que caduca, tiene una fecha de vencimiento, que siempre tiene un final o que no es eterno. Las propias circunstancias de la vida o los cambios que las personas experimentan pueden llevar al desgaste de la relación. Sólo un amor comprometido entre ambos, ese amor que se esfuerza a llegar y a luchar hasta el final, concede una gran seguridad existencial y emocional a ellos mismos como también a los hijos cuando estos se integran a la nueva familia.

Deseo enfatizar que el amor no sólo no deja de crecer, sino que nunca deja de ser, y que es el mejor antídoto contra cualquier tipo de decepción y crisis. El amor es el mejor cemento para unir las relaciones entre los miembros de una familia. Leamos el poema sobre el amor que el apóstol Pablo le escribe a la iglesia en Corinto. Una iglesia que necesitaba una sobredosis de amor.

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” (1 Corintios 13:1-8)

¡Son palabras preciosas! Pero no son palabras para citarlas en la ceremonia de la boda como parte del ritual. Deben ser palabras que son parte integral del inicio de algo a desarrollar; la familia. Entonces llegan los hijos. Ellos se incorporan a la familia como continuidad de una historia de amor que se inició entre sus padres antes de que ellos mismos fueran concebidos o formasen parte del proyecto familiar.  Una historia de amor que los propios hijos enriquecen con su aportación y de la cual son al mismo tiempo beneficiarios. Esto se da en y a través del amor que nunca deja de ser.

Te invito a que me acompañes en la próxima edición de esta serie de mensajes titulada: La Familia; Sal y Luz (Y Salsa) de la Tierra.

Mientras tanto… ¡Nos vemos en el barrio…un cafecito a la vez!

 

Copyright 2021
Dr. Rafael (Rafy) Gutierrez
Pastor/Director
Ministerio Internacional Padre de Corazón
www.padredecorazon.org
[email protected]

 

04 Nov 2021

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” (1 Corintios 13:1-8)

Pastor Rafy Gutierrez, DMin

Director Ministerio
Padre de Corazón

Rafael (Rafy) Gutierrez

Rafy Gutiérrez posee un bachillerato (licenciatura) en administración de empresas y dos maestrías; una en finanzas corporativas y otra en estudios bíblicos y ministerios. Posee un Doctorado en Ministerio (DMin) del Seminario Bautista Midwestern en Kansas City, Mo.  Su pasión es estudiar y enseñar la Biblia y brindar cuidado pastoral enfocado en el ministerio para padres.

Rafy es el Director del Ministerio Padre de Corazón, ministerio hispano de Abiding Fathers con oficinas en Dallas, Texas. Ha impartido talleres y conferencias sobre el rol del padre en Cuba, Puerto Rico, España y en varias ciudades en los Estados Unidos. Es productor y la voz en el Podcast de Padre de Corazón. Rafy es profesor adjunto en el Seminario Teológico Bautista de Midwestern y profesor invitado en el Seminario Teológico de Centro América extensión del Seminario Teológico de Dallas, Texas.

Rafy y su esposa, Ernestine (Ernie) se mudaron a la zona de Frisco, Texas desde Puerto Rico en 1995. Tienen dos hijas casadas, Amy y Wendy, y dos amados nietos, Coral y Joel.

Fue ordenado pastor en Marzo del 2016. Actualmente se congrega en The Heights en Español en Richardson, Texas.

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