En el artículo anterior dijimos que la masculinidad es un tema complejo, resbaloso, y sobre todo, dinámico. No muchos quieren hablar de este tema y cuando se habla lo hacemos como si camináramos sobre una senda llena de vidrios rotos.
Dios ha dejado instrucciones, ejemplos y modelos bíblicos acerca de lo que significa ser hombre, y de los roles que estos han de desempeñar. Los creyentes harán bien en tener un conocimiento profundo de estas verdades y examinar continuamente su vida a la luz de ellas, de manera que no sea arrastrado sutilmente por el avance de las mentiras.
Vemos en la historia bíblica, por ejemplo, como Adán, el primer hombre, falló en glorificar a Dios y en manifestar las características de hombría acordes al plan divino. Pero Jesucristo, el postrer Adán, cumplió esto de manera perfecta. Al considerar la vida de Cristo, se observa como manifestó una masculinidad perfecta, por lo que podemos extraer de su vida los principios de la verdadera masculinidad.
Cristo, nuestro modelo a seguir, ejerció su liderazgo por medio del ejemplo; Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45). Dios llamó al hombre a liderar a su familia y a la iglesia, venciendo de esta manera la pasividad y la negligencia.
Al leer los Evangelios vemos como Cristo expresó sus emociones sin sentirse avergonzado. Lloró públicamente frente a la tumba de Lázaro, venciendo la tosquedad y la apariencia de dureza que muchos hombres creen que deben sostener. Pidió ayuda a sus amigos en los momentos difíciles, venciendo la tendencia masculina al aislamiento durante los problemas: Escucha lo que dice el evangelista Mateo: “Se llevo a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan y comenzó a afligirse y angustiarse. Les dijo: Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo. (Mateo 26:37–38)
Su seguridad interna le permitió servir a otros humildemente. Muchas veces la inseguridad genera la necesidad de demostrar constantemente el machismo. Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas y que había venido de Dios y regresaría a Dios. Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. (Juan 13:3–5)
Se comportó varonilmente haciendo frente al temor. Cuando se acercaba el tiempo de ascender al cielo, Jesús salió con determinación hacia Jerusalén. Confrontó a los que enseñaban la mentira sin temor a las represalias. Venció la tendencia a querer agradar a otros y el miedo a la crítica y oposición. Controló su fuerza, aunque podía haber vencido a sus enemigos fácilmente. Protegió a los suyos, aun cuando le fallaron. La fuerza del hombre fue dada por Dios para proteger, no para dañar, abusar, o tomar venganza. Escucha lo que dice el discípulo amado: “Cuando Jesús dijo «Yo Soy», ¡todos retrocedieron y cayeron al suelo! 7 Una vez más les preguntó: ¿A quién buscan? Y nuevamente ellos contestaron: A Jesús de Nazaret. Ya les dije que Yo Soy—dijo Jesús—. Ya que soy la persona a quien buscan, dejen que los demás se vayan.” (Juan 18:6-8)
El Espíritu Santo puede formar el carácter varonil de Cristo en el creyente que camina en el Espíritu. En estos tiempos de tanta confusión y desorientación, la iglesia tiene el privilegio de anunciar la verdad del evangelio y enseñar sobre el diseño divino. Es su tarea y responsabilidad de guiar y servir de mentor a innumerables varones que carecen de guías, y modelos bíblicos de masculinidad. Es parte de lo que queremos hacer en el Ministerio Padre de Corazón.
La masculinidad adecuada no pertenece a un concepto cultural, o a alguna convención derivada de las ciencias sociales. Se necesita ir a la Biblia y ver cómo ella define lo que es un hombre, bajo el diseño de Dios.
El modelo de la masculinidad se ha transformado a través de los años. “Ser hombre” para la generación de mis abuelos era ser trabajador, confiable y tener muchos hijos con la misma esposa. Para la generación de nuestros padres era proveer lo necesario, tener pocos hijos y muchas mujeres. Hoy la tendencia es a tener muchas cosas, y no necesariamente tener hijos y esposa.
Te espero en la próxima edición de Herramientas de Papá del Ministerio Padre de Corazón donde continuamos con esta nueva serie; Ser un hombre de Dios. Mientras tanto, nos veremos en el barrio…un cafecito a la vez. Que Dios te bendiga abundantemente y seas de bendición para otros.
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Dr. Rafael (Rafy) Gutierrez
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Fuentes consultadas: Base de datos de la Guía de Consejería, Torres, K., & Muñoz, M. Editorial Tesoro Bíblico.
Foto por: Ben White en Unplash.com