Hombres de Dios 1

Parte 1

La masculinidad es un tema complejo, resbaloso, y sobre todo, dinámico. No muchos quieren hablar de este tema y cuando se habla lo hacemos como si camináramos sobre una senda llena de vidrios rotos. Los medios de publicidad cambian los modelos de masculinidad con el simple propósito de lograr promover y vender sus productos. Actualmente, las marcas de productos buscan construir su visión masculina según sus propios valores y esencia, sin importar lo socialmente correcto o aceptado, ya que lo prioritario es conectar con los consumidores y lograr la venta.

Si hacemos una breve revisión de los modelos de masculinidad que se han exhibido a través de la publicidad, tal vez podemos entender o tratar de entender a qué tipo de hombre están aludiendo afectiva y efectivamente.

Para mis contemporáneos, puede que recuerden a Charles Atlas. Aunque salió para los años 1920-30, la publicidad del método de Charles Atlas continuo hasta los años 50’s. Su historia era muy singular: un emigrante siciliano que llega al rudo Brooklyn, Nueva York y sufre continuo acoso per ser “flaco y débil”. Admirador de un modelo de masculinidad, el personaje de Hércules, Charles tiene una poderosa visión: fortalecer y desarrollar sus músculos para proyectar la imagen de un hombre poderoso y respetable. Así inicia la creación de su método, que como ya les mencioné, aún la generación de los Baby Boomers alcanzamos a ver anunciado en medios impresos.

Hacia los 70’s, una marca de whisky destacaba, por el modelo masculino que impuso, a un magnate arrogante, rodeado de preciosas mujeres rendidas a su poder masculino, como accesorios de lujo en su yate. Su masculinidad era fría, distante, egocéntrica y dominante, pero deslumbrante por su poderío económico y elegancia conservadora y convencional. La comunicación de esta marca de whisky era un mensaje de masculinidad, que hasta los adolescente de la época se embelesaban secretamente con las modelos del comercial.

Los medios publicitarios continúan definiendo y redefiniendo la masculinidad constantemente. Entonces nos debemos preguntar: ¿Quién define lo que es masculinidad? ¿Quién define lo que es ser hombre?

Consideremos algunas definiciones primeramente. El Diccionario general de la lengua española Vox define masculinidad como el conjunto de características físicas, psíquicas o morales que se consideran propias del varón o de lo masculino, en oposición a lo femenino. En arroz y habichuelas, (o frijoles); la masculinidad es el conjunto de características biológicas y psicológicas propias del hombre, que lo diferencian de la mujer.

No podemos negar que el concepto de masculinidad ha ido cambiando a lo largo de la historia. Desde el punto de vista secular, es una construcción cultural que está en constante revisión. En la actualidad se ha popularizado el concepto de masculinidad en crisis. Esto está relacionado con el avance de pensamientos posmodernistas, relativismo cultural y otros movimientos, que han cuestionado más que nunca los roles y las características que por mucho tiempo se creyeron propiamente del hombre. Sin verdades absolutas y sin valores y principios Bíblicos, resulta imposible llegar a definiciones que sean claras y específicas sobre qué es la masculinidad, la feminidad, la paternidad, el matrimonio, etc.

La Palabra de Dios es la única autoridad eterna e inmutable que puede declarar las verdades absolutas. Por lo tanto, solo en ella se encuentra la respuesta a la pregunta sobre la masculinidad. Dios creo tanto al hombre como a la mujer por lo tanto si hay alguien que sabe de masculinidad, feminidad, paternidad, matrimonio y familia es Dios mismo.

Desde el huerto del Edén hasta nuestros días, Satanás ha trabajado constantemente para corromper y distorsionar el diseño divino. A grandes rasgos, ha distorsionado la masculinidad de dos maneras: Primero, convirtiéndola en violenta y egocéntrica. En la historia podemos encontrar sobrados ejemplos en los que la hombría se definía por la capacidad de someter, matar, y dañar a otros por medio de la fuerza. Ser hombre se asoció a dureza, rudeza e insensibilidad. En cuanto al aspecto egocéntrico, vemos cómo el hombre ha utilizado a la mujer como objeto para su placer y conveniencia. Se asoció la hombría con la capacidad de poseer y utilizar a la mayor cantidad de mujeres posible.

La segunda manera es convirtiéndola en pasiva y temerosa: este es el otro extremo. El hombre inseguro, temeroso, cómodo y egoísta, deja de cumplir con el rol asignado por Dios. No sabe cómo hacerlo, o simplemente prefiere no arriesgarse, no luchar y no comprometerse. Deja que otros decidan por él y, de esa manera, su autoestima y sus recursos personales continúan deteriorándose. El aislamiento es otra característica de los hombres temerosos frente a las dificultades.

Dios ha dotado al hombre con las características biológicas propias de la masculinidad, pero los aspectos psicológicos han de construirse durante el desarrollo. En el diseño de Dios esta se construye por medio de la mentoría del padre, quien instruye a su hijo en el conocimiento de su creador. La distorsión y degradación que ha producido el pecado genera que muchos varones tengan padres ausentes, ya sea física o emocionalmente, otros violentos, fríos o distantes, o también pasivos e indiferentes. En ocasiones existen otras figuras masculinas que desempeñan algunas funciones del rol paterno. A veces abuelos, tíos, hermanos o maestros.

Te espero en la próxima edición de Herramientas de Papá del Ministerio Padre de Corazón donde continuamos con esta nueva serie; Ser un hombre de Dios.

Mientras tanto, nos veremos en el barrio…un cafecito a la vez. Que Dios te bendiga abundantemente y seas de bendición para otros.

Fuentes consultadas: Base de datos de la Guía de Consejería, Torres, K., & Muñoz, M. Editorial Tesoro Bíblico.