Continuamos con la serie El Génesis de la Familia. En la edición anterior nos quedamos con la traducción de la palabra hebrea abdah (laborar) que encontramos como la primera responsabilidad dado por Dios a al hombre al ponerlo en el huerto según leemos en Génesis 2:15. Cuando Dios pone al hombre en el huerto, que Dios vio que era bueno, le dio la responsabilidad de trabajarlo, afanarse en la tarea asignada, esforzándose de manera considerable e intensa en esa tarea.
Es bien claro que Dios al crear al hombre a su imagen y semejanza, dándole identidad, le otorga la autoridad sobre lo creado. Es como si le dijera: “vas a laborar el huerto donde te he puesto. Tu, hombre, esposo, padre que me escuchas, estas en el lugar preciso que Dios te ha puesto para cuidar del huerto; tu hogar, tu familia. Esa labor requiere que pongas todo tu esfuerzo para trabajarlo diariamente.”
Si es cierto que tenemos hombres que trabajan duro y se esfuerzan cada día por el bienestar de su familia, también es cierto que tenemos el lado opuesto. Son aquellos que se nombran como la oveja perezosa en el libro ¿Por qué se pierden las ovejas?, de Abel Flores Acevedo. Según Abel Flores, la oveja perezosa “es una persona improductiva y puede llegar al extremo de no satisfacer las necesidades básicas de su familia. No cuenta con aspiraciones, sus metas son demasiado estrechas. Ocasionalmente da la impresión de que desea trabajar, pero cuando se le presenta la oportunidad de laborar, desaparece del lugar. No sólo destruye su vida, sino que también arruina a quienes dependen de ella. La oveja perezosa lleva al pie de la letra los 10 mandamientos del perezoso.[1]
- Ama a tu cama como a ti mismo.
- Ayuda al que veas que está descansando.
- Descansa de día para que puedas dormir de noche.
- Deja para mañana lo que puedas hacer hoy.
- Naciste cansado, vive para descansar.
- Deja que otros hagan por ti lo que tú tienes que hacer.
- Detente, mira, oye… nadie murió por descansar.
- Cuando sientas el deseo de trabajar, espera a que se te pase.
- El trabajo es sagrado, no lo toques.
- El trabajo es salud, deja que trabajen los enfermos.[2]
¿Qué te parece? ¿Conoces a una de esas ovejas perezosas?
Vayamos ahora a la segunda responsabilidad dada por Dios al hombre en el huerto. El verbo hebreo somra se traduce como guardar, o sea, hacer que un estado o condición permanezca como tal[3]. También se puede traducir como vigilar, mirar, o sea, limitar el acceso y movimiento de personas y objetos dentro y fuera de una zona, implica protección de o sobre un objeto que se está guardando.[4]
¿Te fijas? Primero le dice que ha de trabajar afanosamente y luego le da la responsabilidad de guardar o vigilar el huerto de manera que permanezca en su estado original: bueno. Es como si Dios le hubiese dicho a Adán: “Adán, escúchame, tú no eres una oveja perezosa, los diez mandamientos del perezoso no existen. De hecho, más tarde voy a dar diez mandamientos a un descendiente tuyo pero son otros diez mandamientos. Yo he creado todo para esto para que lo disfrutes, tú, Eva y tus hijos. Lo hice bueno para ti. Te corresponde a ti vigilarlo, vas a limitar el acceso y movimientos de personas y objetos dentro del huerto que no deben estar ahí. Vas a proteger el huerto donde te he puesto.”
Estos son verbos activos que transmiten la intención de Dios de que los seres humanos desarrollen y aprecien el mundo de manera que satisfagan las necesidades humanas y le traigan gloria y honor a Él. En este trabajo creativo, reflejamos el propio acto productor de Dios y así reflejamos nuestra propia naturaleza como hechos a su semejanza. Ambas responsabilidades, ambos verbos, están vigentes hoy día. Como dije anteriormente, Dios te ha puesto en un huerto, tu hogar, y es tu responsabilidad de laborar afanosamente y custodiarlo, guardarlo de manera que glorifique a Dios, protegiéndolo de todo ataque del enemigo y de todo lo que quiera desviar lo bueno del diseño original de Dios.
El relato del Génesis de la Familia se pone más interesante. Dios vio que no era bueno que el hombre estuviera solo. Hizo a Eva para que ayudara a Adán. Juntos podrían cumplir con lo que Dios les había ordenado. “Después el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre este solo. Haré una ayuda ideal para él”. Génesis 2:18.
Hasta este momento el hombre, bajo la autoridad conferida por Dios, señoreaba sobre la creación estando en contacto con todo lo creado, viviendo entre los animales. Tal vez eso explica bíblicamente el comportamiento de muchos hombres. ¡Tranquilo Rafy, Tranquilo! Y es cuando Dios decide hacer una ayuda ideal para él hombre. Mantengan en mente que Dios mismo dijo que no era bueno que el hombre estuviese solo. Por lo tanto, para que fuese bueno, algo bueno, tenía que complementar al hombre.
Nos vemos en la próxima edición de El Génesis de la Familia. Te pido que estes en constante oración por tu familia y por las familias de tu iglesia. Nos vemos pronto en el barrio…con un cafecito a la vez. Que el amor del Padre, la gracia de Su Hijo Jesucristo y la comunión del Espíritu Santo sea con ustedes.
Copyright 2023
Dr. Rafael (Rafy) Gutierrez
Director-Ministerio Padre de Corazón
rafy@padredecorazon.org
www.padredecorazon.org
[1] Abel Flores Acevedo, ¿Por qué se pierden las ovejas? Ediciones Getsemaní. (2008)
[2] Flores Acevedo.
[3] Swanson, Diccionario de idiomas bíblicos: Hebreo. Lexham Press. (2014)
[4] Ibid.