“Sus predicaciones harán volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres. De lo contrario, vendré y haré caer una maldición sobre la tierra”
Malaquías 4:6
Por Bill C. Dotson
Estas fueron las últimas palabras dadas de parte de Dios antes de los 400 años de silencio que hubo entre el Antiguo Testamento y el nacimiento y ministerio de Juan el Bautista. Él era Elias en su función de proclamar. Su mensaje fue de arrepentimiento y volverse a Dios dejando atrás la desobediencia. Ese mensaje continua resonando hasta el día de hoy. Papás, no somos Elías, ni Juan el Bautista, pero nuestro mensaje sigue siendo el mismo hasta que Cristo regrese. Realmente creo que a los padres se les da el espíritu de Elías en sus familias.
Dios te ha provisto y bendecido con hijos por nacimiento natural, adopción o como padre espiritual. Cualquiera que sea la circunstancia, tienes el privilegio y la responsabilidad de dirigir a los niños bajo tu cuidado para, entre muchas otras cosas, abrazar el evangelio de Jesucristo. «Cristo murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos».
El Señor te ha dado la autoridad y los todos lo recursos necesarios para hacerlo. Él nos a delegado la responsabilidad a los padres de ser buenos administradores con lo que nos ha confiado. La última declaración revela cuán importante es para nosotros cumplir con este supremo llamamiento y comprender cuán serio es para Dios. Él ha proporcionado todo lo que necesitas para tener éxito. Su palabra, la oración, el cuerpo de Cristo y el Espíritu Santo. Y finalmente, todo esto tiene lugar en un ambiente de discipulado. Que cumple con las últimas palabras de Jesús registradas en Mateo. “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones …que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos ”(28. 18-20 NVI).
