Los parques de vida silvestre de Sudáfrica han tenido un gran éxito. Han rescatado muchos animales en peligro de extinción, y han recaudado millones de dólares de los turistas de todo el mundo que visitan los parques. Pero según lo reportado en 1999 hubo un problema que acechaba en los parques sudafricanos. Uno de los guardabosques descubrió que un nuevo grupo de delincuentes juveniles había atacado y matando al rinoceronte blanco, especie en protección por estar en peligro de extinción.
Por ejemplo, en uno de los parques de Sudáfrica, los rinocerontes estaban prosperando hasta que un asesino desconocido comenzó a acechar. Treinta y nueve de ellos, un 10 por ciento de la población en el parque, fueron asesinados. Los asesinatos claramente no eran obra de cazadores clandestinos. Los cuernos de los rinocerontes estaban intactos. Los guardias del parque comenzaron a realizar una investigación. Sus primeros resultados los llevó a creer que, si se tratara de reunir a los sospechosos, necesitarían una cárcel demasiado grande.
Eso es porque los principales sospechosos no eran seres humanos, sino elefantes. Resultó que los jóvenes elefantes machos eran los asesinos de los rinocerontes de este parque en Sudáfrica. ¿Por qué lo hacían? El problema se remonta a 20 años atrás, a la zona de Sudáfrica más grande en conservación natural, el Parque Nacional Kruger. Kruger tenía demasiados elefantes. En aquellos días no había manera de reubicar a estos adultos de gran tamaño. Entonces los investigadores, seres humanos, decidieron eliminar a los elefantes adultos y salvar a los elefantes jóvenes, que eran más fáciles de transportar a otros parques. El veterinario del gobierno, que originalmente aprobó las relocalizaciones de los elefantes jóvenes, dijo que era una buena idea. Dijo que él consideraba la posibilidad de que los elefantes jóvenes tal vez no se adaptaran bien, pero que no había otra opción. Las intenciones pueden haber sido buena, pero el programa creó toda una generación de elefantes huérfanos traumatizados, arrojados juntos al parque sin ningún tipo de adultos que les enseñaran comportarse como elefantes.
Estos elefantes habían crecido sin modelos a seguir. ¿Te suena familiar? ¿Algún parecido con los seres humanos? El ecólogo de uno de los parques en Sudáfrica lo describió de esta manera: “Creo que todo el mundo necesita un modelo a seguir, y estos elefantes que dejaron la manada no tenían un modelo a seguir y no tenían idea de lo que era un comportamiento adecuado para los elefantes.” Y ahora, ¿Te suena familiar?
¿Cómo resolvieron el problema de los jóvenes elefantes asesinos? Uno de los guardianes del parque estuvo observando el comportamiento errático de estos jóvenes elefantes. Decidió traer varios elefantes adultos al parque. Los elefantes adultos fueron modelando a la manada de elefantes jóvenes como debe ser el comportamiento de los elefantes machos. ¡No hubo más asesinatos de rinocerontes!
La transición de joven a adulto no es nada de fácil. No es asunto fácil convertirse en un hombre adulto y maduro. Muchos jóvenes varones han crecido prácticamente huérfanos emocional y espiritualmente. Han sido dejado a que adivinen o traten de arreglárselas por ellos mismo como comportarse como un hombre adulto. Nuestros jóvenes están siendo atacados emocional y espiritualmente diariamente. La fe de ellos, si es que crecieron en un hogar que profesa ser cristiano, está en constante ataque. Entonces, como adultos, ¿Qué nos corresponde ser y hacer?
En este estudio he estado compartido con ustedes una serie de enseñanzas sobre la formación del carácter en el discipulado de Pedro. Las experiencias vividas por Pedro, según se relatan en Las Escrituras, sirvieron para convertirse en “pescador de personas” y responder al mandato de Jesús de “apacentar las ovejas”. ¿Cómo impacto este mandato de Jesús la vida de Pedro? Escucha lo que el mismo Pedro nos dice en su primera carta: “Como anciano igual que ustedes, les ruego: cuiden del rebaño que Dios les ha encomendado. Háganlo con gusto, no de mala gana ni por el beneficio personal que puedan obtener de ello, sino porque están deseosos de servir a Dios. No abusen de la autoridad que tienen sobre los que están a su cargo, sino guíenlos con su buen ejemplo.” 1 Pedro 5:2-3.
Como hombres y padres cristianos, estamos llamados a discipular a otros. No es la tarea exclusiva de los pastores. No es dejar a los hijos en la escuela dominical por 50 minutos una vez a la semana. Nos corresponde a cada uno de nosotros. Enseñando, modelando, mentoreando para levantar hombres y mujeres que glorifiquen a Dios y sean ejemplos para otros.
El enfoque del Ministerio Padre de Corazón es en el discipulado y mentoreo de hombres, padres, para que ellos discipulen a otros comenzando con sus hijos. La labor es inmensa. La necesidad es inmediata y real. ¿Como lo hacemos? ¿Cómo discipulamos y modelamos a otros? Escucha las palabras de Pedro: “Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos. En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos. Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo; pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados. Así que, amados hermanos, esfuércense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas y nunca caerán. Entonces Dios les dará un gran recibimiento en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” 2 Pedro 1:5-11.
Y al final de estas palabras Pedro soltó el micrófono.
¡Nos vemos en el barrio…un cafecito a la vez!
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Dr. Rafael (Rafy) Gutiérrez
Director – Ministerio Padre de Corazón.
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