Hablamos en la edición anterior como Pedro había caído de lo sublime a lo ridículo luego de su declaración, de su majestuoso cuadrangular con las bases llenas, en Cesárea de Filipo. Pensaríamos que luego de las palabras de reprensión por parte del Señor Jesús hacia Pedro este sentaría cabeza, enderezaría sus pasos, y cumpliría a plenitud su llamado de ser “pescador de personas”. Pero la realidad y manteniéndonos en el lenguaje del beisbol; “la bola pica y se extiende.”
Luego de ser arrestado, Jesús es conducido a la casa del sumo sacerdote. Sus discípulos le abandonan. Pedro le sigue de lejos, como no queriendo comprometerse públicamente con el prisionero. Pedro pasa desapercibido entre la gente hasta que una mujer y luego dos hombres le interrogan sobre su relación con Jesús. Incluso la última persona que lo interroga identifica a Pedro como un galileo “seguidor de Jesús”. Pedro, niega estas acusaciones, desmintiendo tres veces ser discípulo de Jesús. Todavía está negando a Jesús cuando, como le anticipara Jesús, el gallo canta y Pedro recuerda la advertencia del Maestro. Escucha como se presenta en el Evangelio de Marcos:
Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote; y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno. Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo. Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos. Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis. Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba. (Marcos 14:66-72. RV60).
La negación de Cristo de parte de Pedro fue el punto culminante de una serie de fracasos. Cuando el Señor les dijo a sus discípulos que le abandonarían, Pedro respondió: “Aunque todos te abandones, yo jamás lo hare.” Es cuando Jesús predice la negación de Pedro: “Te digo la verdad, Pedro: esta misma noche, antes de que cante el gallo dos veces, negaras tres veces que me conoces.” En su terquedad, Pedro discutió con Cristo. Incluso se atrevió a compararse con los demás discípulos y a afirmar que, aunque ellos fallaran, él permanecería fiel. Escucha como lo expresa Marcos: “¡No!, exclamó Pedro enfáticamente. Aunque tenga que morir contigo, ¡Jamás te negare! Y los demás juraron lo mismo.” Marcos 14:31.
El hecho de que Pedro estuviera junto al fuego del enemigo, calentándose, indica cuán derrotado estaba. La negación fue incluso más humillante porque integrantes de la interrogación eran mujeres esclavas. El tercer reto provino de “algunos de los otros que estaban allí: diciéndole: “Seguro que tú eres uno de ellos, porque eres galileo”. ¿Te acuerdas? En la orilla del mar de Galilea, llamado a ser pescador de hombres. El que fue llamado a ser pescador de personas ahora se encontraba pescado por otros. A punto de fracasar. A este hombre, en ese preciso momento, no lo podía salvar “el medico chino ni las once mil vírgenes”. Pedro fracasó de nuevo.
Marcos, en su relato, indica que el gallo cantaría dos veces (Marcos 14:30). Después de la tercera negación, el gallo cantó por segunda vez (Marcos 14:72). El primer canto del gallo debió servir como advertencia para Pedro para salir de la escena inmediatamente. La tercera negación y el segundo canto del gallo fueron la culminación de la prueba y Pedro una vez más queda en ridículo.
En este mensaje he querido referirme al Evangelio de Marcos para el relato de la negación de Pedro. ¿Por qué? La tradición considera que Marcos escribió su evangelio a partir de los sermones de Pedro y las experiencias de este con el Señor, por lo tanto, es el mismo Pedro quien cuenta sus fracasos. ¿Qué interés podía tener Pedro en hacer público un fracaso tan vergonzoso, y que tanto dolor le había causado? Pensamos que la razón por la que lo hizo fue para que nosotros podamos aprender importantes lecciones a partir de lo que le ocurrió a él.
Pedro siguió a Jesús. Le siguió a la casa del Sumo Sacerdote. Pedro continuaría en su proceso de aprender algunas lecciones importantes durante esa difícil experiencia. Pedro estaba cumpliendo con su compromiso de seguir a Jesús, pero para poder llegar a ser pescador de hombres, Pedro debía rendirse a Jesús, someterse totalmente al “Cristo, el hijo del Dios viviente.” Y ahora, ¿Te identificas con Pedro?
Aún falta hablar un poco más de Pedro.
¡Nos vemos en el barrio…un cafecito a la vez!
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Dr. Rafael (Rafy) Gutiérrez
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