Carácter El Discipulado de Pedro-Parte 9

Carácter El Discipulado de Pedro-Parte 9

Parte 9

Juan, el discípulo amado, trae a nuestra atención dos eventos luego de la decisión de Pedro de ir a pescar que deben llamar nuestra atención. Primeramente, la respuesta de los otros discípulos a la declaración de Pedro; “Nosotros también vamos.” ¿Sería una respuesta al liderazgo de Pedro? ¿O se estarían uniendo los otros discípulos al Pedro retirarse de seguir el llamado del Maestro? Segundo, escucha lo que dice el final del versículo tres: “Así que salieron en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche.” Oye, ¿quieres añadir frustración sobre frustración? Aquí tienes otra más. En medio de la incertidumbre, de las dudas, de pensar que posiblemente se perdieron tres años de sus vidas, salen a pescar, a realizar lo que sabían hacer y nada. En toda la noche, nada. No pescaron nada en toda la noche. ¿Te acuerdas del relato del llamado de Pedro según el Evangelio de Lucas? Escucha nuevamente la contestación de Pedro ante el llamado de Jesús de ir a aguas profundas para pescar: “Maestro, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si tú lo dices, echare las redes nuevamente.” Lucas 5:5. La escena se repite y está por suceder lo que solo nuestro amado Señor sabe hacer en momentos como estos. Su maravilloso poder y su indescriptible gracia se muestra para hacernos ver quién es el que nos llama a ser pescadores de personas. Escucha el relato de Juan:

“Al amanecer, Jesús apareció en la playa, pero los discípulos no podían ver quién era. Les preguntó: Amigos, ¿pescaron algo? No, contestaron ellos. Entonces él dijo: ¡Echen la red a la derecha de la barca y tendrán pesca! Ellos lo hicieron y no podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía. Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica (porque se la había quitado para trabajar), se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla.” (Juan 21: 4-7).

El discípulo amado inmediatamente nos deja saber que ya era de madrugada. Había sido una noche larga y frustrante. Nada de pesca. Me puedo imaginar cómo se sentirían estos expertos pescadores del mar de Galilea. ¿Tres años perdidos? ¿Habían perdido sus habilidades de la pesca por haber seguido a aquel hombre que los había llamado a seguirle? Sueños quebrantados. Esperanzas enterradas. Y nada de pesca. El amanecer anuncia la llegada de un nuevo día. En la orilla les espera el Maestro. Pero escucha como lo presenta Juan, quien estaba en la barca también: “pero los discípulos no podían ver quien era.” “No podían ver quien era”. Tal vez al ser de madrugada podía darse una neblina que no les permitía ver claramente a la distancia quien era aquel hombre a la orilla del lago. Tal vez aún no había tanta claridad para poder discernir la identidad de aquel hombre. Tal vez el cansancio y la frustración no les permitía reconocer a Jesús desde lejos.

Jueves 1ro de marzo del 2018, temprano en la mañana en una residencia en Santos Suarez a las afuera de La Habana, Cuba. Mientras disfrutaba de un delicioso cafecito cubano, el Señor apareció en la orilla a través de Su Palabra y en específico en este pasaje de Juan 21. La neblina de frustraciones no me permitía ver claramente al Señor esperando por mí a la orilla. Los ruidos del cansancio no me permitían identificar la voz del Señor. Mis esfuerzos me habían llevado a trabajar hasta el cansancio tirando la red en el lado erróneo de la barca. El Señor estaba queriendo llamar mi atención. Luego de leer este capítulo 21 del Evangelio de Juan, se hacía cada vez más claro que Dios me estaba llamando para algo diferente pero aún faltaba más, y aún falta más en mi llamado a seguirle.

Los discípulos tiraron la red en el lado derecho de la barca “y no podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía.” Recuerden que ellos habían pasado toda la noche pescando, pero no habían pescado nada. Recuerden que estos hombres eran pescadores profesionales. Estoy seguro de que habían hecho lo mejor de sus habilidades y esfuerzos para lograr una buena pesca. Conocían el mar de Galilea como la palma de sus manos. Sabían de sus profundidades y los lugares ideales para la pesca. Tenían años de experiencia, y sus barcas estaban preparadas para la pesca. Sin embargo, las redes regresaban vacías. Solo cuando el Señor les dio instrucciones de donde tirar la red no podían sacarla por la gran cantidad de peces que contenía.

Aquellos pescadores profesionales conocían bien las aguas del mar de Galilea, pero estaban por conocer al creador del mar de Galilea. Solo cuando nos rendimos por completo al Señor y obedecemos a su voz, nuestro discipulado y llamado de ser pescadores de personas tendrá éxito. El éxito no depende de nuestras habilidades y conocimiento. El éxito en nuestro llamado depende totalmente de nuestra sumisión al Señor del mar de Galilea.

¡Nos vemos en el barrio…un cafecito a la vez!

 

Copyright 2021
Dr. Rafael (Rafy) Gutiérrez
Director – Ministerio Padre de Corazón.
www.padredecorazon.org
rafy@padredecorazon.org
Foto por: Raimond Klavins en Unplashed

02 Sep 2021

“Maestro, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si tú lo dices, echare las redes nuevamente.” Lucas 5:5

Pastor Rafy Gutierrez, DMin

Director Ministerio
Padre de Corazón

Rafael (Rafy) Gutierrez

Rafy Gutiérrez posee un bachillerato (licenciatura) en administración de empresas y dos maestrías; una en finanzas corporativas y otra en estudios bíblicos y ministerios. Posee un Doctorado en Ministerio (DMin) del Seminario Bautista Midwestern en Kansas City, Mo.  Su pasión es estudiar y enseñar la Biblia y brindar cuidado pastoral enfocado en el ministerio para padres.

Rafy es el Director del Ministerio Padre de Corazón, ministerio hispano de Abiding Fathers con oficinas en Dallas, Texas. Ha impartido talleres y conferencias sobre el rol del padre en Cuba, Puerto Rico, España y en varias ciudades en los Estados Unidos. Es productor y la voz en el Podcast de Padre de Corazón. Rafy es profesor adjunto en el Seminario Teológico Bautista de Midwestern y profesor invitado en el Seminario Teológico de Centro América extensión del Seminario Teológico de Dallas, Texas.

Rafy y su esposa, Ernestine (Ernie) se mudaron a la zona de Frisco, Texas desde Puerto Rico en 1995. Tienen dos hijas casadas, Amy y Wendy, y dos amados nietos, Coral y Joel.

Fue ordenado pastor en Marzo del 2016. Actualmente se congrega en The Heights en Español en Richardson, Texas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *